Editorial TORMENTOS por Chez Rodríguez
De repente sientes que todo se alinea en raíces enmarañadas, tu alma es atravesada por senderos de topos, infinitos y en tinieblas. Surgen ausencias insostenibles. ¿cómo no aventurarnos al mitológico realismo de lo incierto? Deseo entender las sombras que todo el tiempo andan garabateando cuerpos llenos de desasosiego y fantasía. En pausa. Comprender el alma de los hombres necesita pausas.
Cuántos infortunios aparecen, es abrumador. Uno a uno llegan, son las golondrinas de los pensamientos del alba. Ahora siento hormigueos con cada recuerdo cotidiano, añoras toda memoria que no ha sido habitual y tratas de hacer perpetuas las fotografías de cada sueño y esperanza. De nuevo haces pausa.
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Hoy me tiembla la mano mientras escribo estos deseos de evacuar todo cuanto hay en mi infinito. Rituales de alabanza, música y bailes se apoderan de la atmósfera a mi alrededor, mezclando sus propios acordes y ritmos a mi salvaje encuentro con el ser, el origen de posiblemente mi todo. Delirantes pensamientos inundan los rincones, creo que es momento de acudir al silencio, es un buen consejero.
Profecías sentencian un tiempo que no me pertenece. Es este delirio lo que me obsesiona, es habitual y no para. Seguir escribiendo me desvanece, flota temor a mi alrededor, todo indica que me convierto en aquellas sombras que garabateaban pero que ahora se desvanecen con los rayos de sol. Ahí están ellos, han llegado, mi juicio no da espera. Silencios, amigos, quédense conmigo.
Julia, Lola y Leonardo suben al estrado y testifican sus verdades, mueren por tener la certeza de haber influenciado al jurado. Transpiran y sus voces se entrecortan, el grupo de jueces debe convencerse de que sus verdades son mis verdades. ¿Sentencia anticipada, quizás? Los escalofríos no dan tregua, un rojo brillante se apodera de la palidez hasta ahora reinante en mi rostro. ¡No es cierto, no hacen más que mentir! grito con desespero. El jurado se reúne y en secreto llegan al veredicto. Por su parte el señor Tiempo, quien hace de juez supremo, se dirige a mi. “Señor FetiCHEZ todo va a estar bien, quiero que sepa que todo va a estar bien”.
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Invitamos a los pasajeros «pensamientos recurrentes», a bajarse en esta estación, el conductor del tren, va a alivianar peso.
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Pero los «pensamientos recurrentes» aún no se bajan, les faltan un par de estaciones para llegar a su destino. Señor conductor, siga por favor.
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¿cómo no aventurarnos al mitológico realismo de lo incierto? Hay pensamientos que nos aterrqn y mucho. Pero tenemos el poder de discernir y actuar así sea en el último momento frente al gran jurado escuchar ese veredicto satisfactorio.
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Pausas querido Moisés, pausas y silencios cómplices para alcanzar esos estados de discernimiento que tanto nos protegen. Gratitud.
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Es una obra maravillosa me encanta las fotos modelaje genial
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Gracias, aquí estaremos para seguir sorprendiéndote.
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El tiempo que cura muchos males, evita juzgar ante la inexistencia absoluta de la culpa.
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Hoy después de entender que hacías referencia al tiempo y a la mente convulsionada de los humanos, comprendo con exactitud tu punto de vista. Aprecio cada reflexión en torno a los tormentos. Saludos.
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