Criminal

La asfixia del polvo amarillento se encarna en las venas efímeras de las deidades. Con intensión desvergonzada el polvo, que es ahora brisa desértica, se desmonta cayendo sobre pasto seco, es ahí cuando arista tras arista trepa por los muros de las viejas y abandonadas industrias. Marte y Mercurio con cada bocanada de aire intentan mantenerse vivos, pululan los desasosiegos. Una bochornosa densidad los rodea. Las palabras en estampida solo quieren escapar con desespero por entre los dientes de Marte, su lengua pastosa es cómplice inmoral de cuanto acontece. Al unísono, son bruscamente detenidas por ese corazón en penumbra, todo el tiempo atormentado por odios del pasado. Los latidos de villas rústicas y añejas tienen el hedor de sus habitantes, banderas de represión y caos ondean en la plaza y las ventanas. Siempre son escuchados los silencios intermitentes y con cada movimiento de las brumas de polvo, las almas que deambulan por grietas en claro oscuro reclaman a los Dioses las injusticias del ser.

_ Presiento que nada volverá a ser lo mismo _ exclama Marte. _ Mi alma se aprieta, mi pensamiento se desencaja ¿Cómo entender éste final lleno de coléricos infortunios? Definitivamente será lo mejor _ continúa, _ Es hora de entretejer las razones que me mantienen en pie, solo deseo proteger tus espejismos maniacos, mis espejos heredados _ concluye. Entre tanto la penumbra que se rehúsa a partir, revolotea aquí y allí, su desquicio es imparable, mezquino y avasallante, no hace más que regocijarse en los deseos y pasiones que vagan indecentes y sedientos de savia verde.

_ Si tan solo dijeras lo que quiero escuchar _ habla aparte Marte. Ahora se inunda todo de melancolía, los pensamientos del Dios se detienen y aplacan. Marte se erige como un ser oscuro y no es precisamente por alguna maldad que pudiese habitar en su interior, más bien por lo corroído de aquel espíritu fulminante y desesperanzado que lo habita.

_ ¿De dónde surgen los pensamientos dantescos de la fatalidad? ¿Qué los hace aterrizar en nuestra mente o, inclusive, fundirse con lo que llaman alma? _ se pregunta en sigilo Mercurio. Son preguntas que para el Dios del mensaje no pueden ser ignoradas. En su discurso cada uno de estos cuestionamientos y otros tantos, están a profundidad conectados con la raíz pulposa e infectada del humano reinante en la tierra, hacen parte de su esencia. El trayecto que empieza Mercurio vaga en lo inerte, brasea con fuerza para flotar en la superficie de las añoranzas, con cada acontecer histórico es bombardeado drásticamente, es tan fuerte la ola de lágrimas que lo silencian por completo. No desencadena finales, simplemente arrastra consigo tiempos apesadumbrados. Existen momentos con senderos llenos de luz, de Mercurio depende que aún persistan y nunca desaparezcan.

Son las cinco de la tarde, la hora de la cita está dada y debe cumplirse, la carta lo expresaba muy claro. En el olvidado cementerio de tanques, justo allí se hará realidad el pacto criminal al que ambos dioses se comprometieron. Marte ultima detalles, entre tanto Mercurio escribe un testamento, es su momento para aniquilar el amor que siempre ha sido tan nocivo con su ser, a fin de cuentas _ quién es Mercurio para pretender que Marte entregue su amor a alguien como él _.

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