Cuando la fotografía entra a escena

_Sabe una cosa Chez _ me contaba el modelo. _ Trato de comprender qué quiso decir ese fotógrafo cuando me pedía que explorara el alma del personaje, digo, mientras me tomaba las fotografías. _ Luego añadió _ ¿Explorar el alma del personaje? ¿qué rayos es eso? El man me hablaba de una historia y que quería que hiciéramos unos personajes, pero yo sólo fui a que me tomaran unas fotos para renovar mi book, me entiendes. La verdad Chez, no cabe duda que esos fotógrafos cada día están más locos. _

Palabras más palabras menos, de esto me hablaba Agustín, un viejo conocido que dedicó parte de sus años mozos al modelaje antes de meterse de lleno a la música, su verdadera pasión. Su discurso como el de casi la totalidad de los modelos era el mismo. _ Lo hacemos para aprovechar el momento y ganar dinero, usted sabe, para disfrutar buenas fiestas, conocer gente linda y pasarla bien._

Sin embargo, la fotografía de moda es un ejercicio artístico que si se hace bien, puede llegar a ser completamente conceptual y con un alto grado de complejidad. Cuando nos acercamos a desarrollar este tipo de fotografía, los profesionales de las cámaras o los apasionados por ellas, comenzamos un ejercicio de narración de historias creíbles a partir de la construcción  y puesta en marcha de todo un lenguaje estético, que evidentemente, sin la ayuda de las herramientas adecuadas para ello, no tendría un final idóneo o artístico. 

La pregunta que surge entonces es: ¿Cuáles son dichas herramientas? Bien, existen unas que son clarísimas para la mayoría: cámara, vestuario, maquillaje y modelos. Pero hablando de la creación de la historia, esto es solo el comienzo. Para hacer fotografía de moda desde mi perspectiva necesitamos también: diferentes lentes, luces, escenografía, accesorios, pantallas, exteriores llamativos, una locación y talento humano excepcional. Trabajador y crítico al mismo tiempo. Ahora bien, qué les parece si entramos en el terreno que más me apasiona, yo lo llamo: los textos editoriales. Escribir es para mi una terapia que recomiendo a todos. En la escritura nacen atmósferas, descripciones, cuentos, visiones, crónicas, fábulas y, por supuesto, personajes únicos. Aquí se crean los momentos de quiebre, los diálogos gestuales en donde las miradas son protagonistas, las conversaciones entre brazos y piernas, la famosa conexión entre modelo y fotógrafo (fundamental para una buena foto). Y es en éste punto donde los textos le dan vida a una historia, que si logra ser bien contada, no cabe duda que tendrá un éxito sin precedentes.

Escribir historias para luego ser contadas por imágenes, es todo un desafío para el artista que se arriesga a cambiar la metodología plana y comercial, en que suele convertirse la fotografía de moda.

Las imágenes deben expresar emociones, sensaciones, deseos y pesares. Deben comunicar, hablar por sí mismas y producir toda clase de reacciones. Cuando se asume el reto de escribir para fotografiar, se toma el camino más complejo, pues seguramente la interpretación de la foto no sea la buscada por el autor, pero sin duda es la creación del espectador y amigos, esas opiniones, imágenes o visiones nutren de maravilla el trabajo del fotógrafo. Dos son las razones que a mi criterio originan este resultado, aquí les cuento.

Primero, es claro que una fotografía busca generar todo tipo de opinión en el espectador: positivas, negativas, descabelladas, inverosímiles, desacertadas, polémicas y, completamente debatibles. Ahora, los debates justamente son esos espacios, posteriores a la observación de un editorial fotográfico, en donde las personas comienzan su propio camino creativo y la imaginación les lleva a generar puntos de vista muy particulares. Aquí seguramente el autor expondrá su historia y dejará que el debate se convierta en la mejor y más idónea plataforma de difusión. Para nadie es un secreto que los artistas deben buscar que se hable de su trabajo, bien o mal, pero que se hable.


Segundo, muchas veces los modelos no entran en esa dinámica de despojarse un poco de su rol protagónico o narciso, de saberse atractivos. Aquí se busca más bien, acercarlos a una atmósfera más actoral e interpretativa.

En algunos casos, los artistas de la fotografía hacen pequeños encuentros previos con los modelos. Son espacios concretos y perfectos para que las lecturas tomen cuerpo y sean exploradas. En éstas reuniones se logra un acercamiento más profundo con la intención interpretativa que busca el editorial y, al mismo tiempo, con el personaje específico que el fotógrafo desea crear en cada modelo. Para algunos modelos es todo un reto que los anima a trabajar con más creatividad, para otros simplemente es una razón más para pensar que “Jonny, la gente está muy loca”.

No hay duda alguna, que dejar actuar a la fotografía como si ella estuviese en un escenario, permitirle recrear mundos reales o subreales, darle la posibilidad de mostrar espacios que revelen otros universos y otorgarle ese hilo de narración vital y único que tiene el arte dramático, es el mejor descubrimiento hecho por los fotógrafos de moda. Genios como Richard Avedon, Eugenio Recuenco, Steven Meisel, Annie Leibovitz o el colombiano Ruven Afanador son pioneros en esto y nos han dejado un legado brillante para descubrir día a día. Es un material visual histórico que existe para el deleite de nuestros sentidos y para el gozo de nuestras almas. Son fotografías que nos permiten dejar el protagónico de la obra a nuestra alma gemela, la mismísima fotografía.

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